En el corazón del Bioparque Móncora, en Barichara, se encuentra don Jesús Barragán, un hombre cuya vida está profundamente entrelazada con la tierra y la naturaleza que lo vio crecer. Su historia es un testimonio inspirador de cómo el amor, la paciencia y el compromiso pueden transformar un paisaje árido en un paraíso de biodiversidad. A través de su dedicación, don Jesús nos enseña que la naturaleza florece cuando la cuidamos con respeto y constancia, y que todos podemos ser parte de este movimiento de conservación y regeneración.
🌳 Jesús Barragán, el guardián del Bioparque
Don Jesús fue criado en el mismo lugar donde hoy protege y cuida el Bioparque Móncora. De niño, corría libre por las montañas, jugando a “Venados y Cazadores”, y ahora, años después, ha encontrado en este espacio su verdadera vocación. “Voy a morir aquí si no hay problema con eso”, expresa con una sonrisa que refleja su profundo amor por el lugar.
Desde 2018, dedica la mayoría de sus días a plantar, cuidar y mantener el bioparque, limpiando los caminos y trabajando la tierra con la sabiduría heredada de su abuelo, un hombre que le enseñó que la naturaleza también necesita ayuda para prosperar. Don Jesús no solo cuida las plantas, sino que cuida la historia y el alma de este terreno que antes era pobre y árido, y que hoy se está transformando en un bosque vibrante gracias a su esfuerzo y al de la comunidad.
🌱 La importancia de cuidar la naturaleza
Para don Jesús, la relación con la naturaleza es un acto de cariño y responsabilidad. Aprendió que los árboles necesitan manos que los limpien y que la tierra requiere paciencia y fertilidad para florecer. “La naturaleza también necesita ayuda,” dice, explicando cómo prepara fertilizantes naturales con hojas trituradas, estiércol de gallina y restos de comida, emulando un sistema de compostaje que nutre el suelo y promueve la vida.
Su experiencia personal refleja un aprendizaje profundo: aunque de niño plantaba cultivos como tabaco, yuca y maíz, no comprendía la verdadera importancia de los árboles para el ecosistema. Hoy, con más de 9,000 árboles sembrados en el Bioparque, de los cuales él ha plantado unos 5,000, ve cómo el área se ha transformado de un terreno árido a un bosque en crecimiento que, en 15 años, espera sea un verdadero pulmón verde para la región.
💧 El agua no se debe desperdiciar
En una zona donde la lluvia es escasa y los ríos han desaparecido, don Jesús nos recuerda la importancia de cuidar y no desperdiciar el agua. Relata que desde joven ha practicado el ahorro de agua con pequeños gestos cotidianos: recoger el agua que cae al lavar las manos para usarla en el inodoro, usar baldes en la ducha para no desperdiciar ni una gota, y aprovechar la época de racionamiento para crear conciencia.
Esta filosofía de respeto por los recursos naturales es vital en un lugar donde los arroyos, como La Toma, se han secado hace décadas, y donde la recuperación del ecosistema depende en gran medida de cada gota de agua que se pueda conservar y reutilizar.
🐜 La importancia de los árboles y las hormigas
Don Jesús también comparte un enfoque especial sobre la convivencia con las hormigas, a quienes considera amigas y “arquitectas de la tierra”. Mientras muchos en el área usan venenos para eliminarlas, él prefiere protegerlas y redirigirlas plantando canavalia, un frijol que les sirve de alimento y las aleja de los árboles jóvenes. Esta relación simbiótica refleja su respeto por cada ser vivo, por pequeño que sea.
Además, destaca cómo el Bioparque ha sido testigo del regreso de especies que habían desaparecido de la zona, como el agutí, la iguana y diversas aves, gracias al esfuerzo constante por restaurar el bosque y ofrecer alimento y refugio a la fauna local.
🌟 Un mensaje final de Don Jesús
Para don Jesús, la educación y la conexión con la naturaleza son claves para un futuro mejor. Invita a padres y niños a visitar el Bioparque, a plantar árboles y a aprender en contacto directo con el bosque. Su esperanza es que la comunidad de Barichara y sus alrededores se sensibilicen y se conviertan en guardianes conscientes de este tesoro natural.
“Aquí estamos esperando a la gente, que crean en el Bioparque. Que traigan a sus hijos para que se involucren con la naturaleza, porque el mundo puede ser un lugar mejor si cuidamos lo que tenemos.”
Su historia es un ejemplo vivo de cómo el cuidado amoroso y paciente puede transformar el entorno, y nos recuerda que todos podemos aportar nuestro granito de arena para que la tierra y sus bosques sigan latiendo con vida.